Moisés Sandoval Mendoza fue ejecutado con una inyección letal el pasado miércoles en la prisión estatal de Huntsville, Texas. La ejecución ocurrió a las 6:40 p.m., según confirmaron las autoridades.
Sandoval Mendoza fue condenado por el asesinato de Rachelle O’Neil Tolleson en 2004, una joven de 20 años que era madre de una bebé de cinco meses. Ambos se conocieron en la secundaria.
Según los reportes, el hombre estranguló y apuñaló a Rachelle. Después trasladó su cuerpo a un campo detrás de su casa, lo escondió varios días y luego lo llevó a una zona rural donde lo quemó y enterró bajo la maleza. El cuerpo fue hallado días después.
También fue acusado de abuso sexual, aunque él alegó que el encuentro fue consensuado.
Durante su juicio, la defensa argumentó que Sandoval Mendoza podría vivir bajo cadena perpetua sin representar un peligro. Sin embargo, hubo reportes de violencia mientras estuvo en prisión, lo que dificultó que su pena fuera reconsiderada.
Incluso, la defensa apeló ante la Corte Suprema de Estados Unidos, pero el recurso fue rechazado. Organizaciones como la Red de Movilización Católica también pidieron clemencia, resaltando la posibilidad de rehabilitación de Mendoza.
Antes de morir, Sandoval Mendoza expresó su arrepentimiento:
“Lamento haberles robado la vida de Rachelle. No sé si nada de lo que diga pueda compensarlo. Ofrezco disculpas sinceras”.
El fiscal general de Texas, Ken Paxton, afirmó que el estado cumplió con su deber de hacer justicia.
Con esta ejecución, ya son 13 las realizadas en Estados Unidos en lo que va del año: 9 por inyección letal, 2 por inhalación de nitrógeno y 2 por fusilamiento en Carolina del Sur.